Esperanza Rojas, ex cambista, contratista, dueña del movimiento regional por el que postuló Oscorima y deudora de Sunat, representa al consorcio ganador de una obra de casi S/ 25 millones adjudicada por Legado para los juegos Bolivarianos 2025. “Preocúpate porque haya más comida” le respondió a un periodista que quiso saber más de este tema y concluyó con un “no me da la gana responder”.

Infopaís.pe y Epicentro.Tv

La dueña del movimiento regional que llevó a Wilfredo Oscorima a su tercer periodo en la Gobernación de Ayacucho, Esperanza Rojas, ha tenido una gran fortuna en los últimos meses: un consorcio al que ella representa ha ganado una licitación para construir el comedor de la Universidad San Cristóbal de Huamanga, por casi 25 millones de soles.

El Proyecto Especial Legado, de la Presidencia de Consejo de Ministros (PCM), otorgó la buena pro para la construcción del comedor con recursos destinados por el gobierno nacional para los Juegos Bolivarianos del Bicentenario Ayacucho – Lima 2025, al Consorcio Bicentenario I, liderado por Rojas, que se adjudicó así la obra de 24 millones 942 mil soles.

El consorcio Bicentenario I está conformado por las empresas Cielo & Estrella S.A.C., C y P Constructores y Consultores E.I.R.L., y Félix Cabrera Gutiérrez. Las tres firmas designaron a Esperanza Rojas Gutiérrez como “representante común”, quedando “plenamente facultada para suscribir el contrato de adjudicación y demás documentos indispensables para su formalización”.

Rojas tiene una larga trayectoria como contratista estatal y una estrecha relación política con el gobernador Oscorima. Años atrás, Rojas, se dedicaba al negocio de la compra y venta de dólares, pero luego incursionó en el negocio de la construcción y se convirtió en una potente contratista de obras públicas durante las dos gestiones regionales pasadas de Oscorima (2011-2018).

A la par con la ejecución de obras se ocupaba de la cuestión pública, y por ello, decidió fundar un movimiento regional que inicialmente se llamaba TEPA, acrónimo de Tecnología de Punta para Ayacucho, pero, luego, para la campaña de 2022, le cambió el nombre por el actual Wari Llaqta.

Entre los años 2011 y 2018, sus empresas acumularon contratos de obra pública por más de 150 millones de soles en aproximadamente 40 licitaciones. Sus empresas y las de su esposo le adeudan a la Sunat más de 5 millones de soles.

Rojas intentó sin éxito ser congresista de la República por Perú 2000, el partido fujimorista que lanzó a la segunda e ilegal reelección a Alberto Fujimori. En 2006 quiso ser regidora por Sí Cumple, otro partido fujimorista, y en 2018, fue candidata a la gobernación regional por TEPA para suceder a Wilfredo Oscorima, quien no postuló a una nueva reelección debido a sus procesos judiciales.

En noviembre de 2022, el periodista Wilber Huacasi y la autora de este informe, Rosario Romaní, publicaron una denuncia sobre las deudas registradas de las empresas de Rojas con Sunat.

Después de la publicación, el entonces recién electo gobernador Oscorima anunció que renunciaría al movimiento regional Wari Llaqta: “Vamos a renunciar a Wari Llaqta, toda la gente que estuvo al entorno de nosotros. Nosotros hemos acudido a este movimiento para presentarnos porque no tenía interés de postular nuevamente”, señaló.

Sin embargo, más de un año después, Oscorima sigue apareciendo en el Registro de Organizaciones Políticas, ROP, como afiliado válido.

Los contratos

El contrato para la construcción del Comedor Universitario al Consorcio Bicentenario I fue adjudicado al consorcio representado por Rojas el 1 de marzo de 2024. Según el acuerdo, las obras deben estar concluidas en siete meses, es decir, en noviembre próximo.

El origen de la relación de las integrantes del consorcio con Rojas se remontarían a una licitación anterior en la que participaron Felix Cabrera Gutierrez, en consorcio con el Grupo Lidercon, liderado por la propia Esperanza Rojas. Los integrantes del consorcio Bicentenario I son, como señalamos, Cielo & Estrella S.A.C., C y P Constructores y Consultores E.I.R.L., y Félix Cabrera Gutiérrez.

Otra de las integrantes del consorcio, Cielo & Estrella, tiene relación con una empresa que forma parte de un segundo consorcio, que ganó otro contrato en Legado por 22 millones 734 mil soles, para la construcción de la Residencia Universitaria.

Este segundo consorcio se llama Vista Llena y lo integran Constructora y Servicios Generales India S.A.C. y Martin Ángel Miranda Figueroa.  

En el año 2021, Constructora y Servicios Generales India S.A.C (que integra el consorcio Vista Llena), junto con la compañía Cielo & Estrella S.A.C (que conforma el consorcio Bicentenario I), obtuvieron una adjudicación en el VRAEM por 4 millones 231 mil soles a través del Consorcio Sampantuari.

“Preocúpate por la comida”

Ante la revelación de que la contratista y líder del movimiento de Wilfredo Oscorima representa al consorcio que logró el contrato con Legado por casi 25 millones de soles, un periodista de Ayacucho le preguntó a la empresaria por sus deudas ante la Sunat. Rojas le respondió: “Preocúpate que los ayacuchanos trabajen, preocúpate que haiga (sic) más comida, no te preocupes de cosas que son irrelevantes”.

Después, le ordenó a uno de sus ayudantes retirar al periodista: “sácalo”, fue la orden.  Ya en su auto, agregó: “no me da la gana responder”.

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Epicentro.Tv e Infopaís.pe buscaron una respuesta de Legado sobre  el proceso de contratación y, particularmente, sobre el hecho de que la líder del movimiento de Oscorima represente a la ganadora del contrato.

Legado respondió a través de una ayuda memoria en la que “deslinda de las versiones periodísticas que insinúan un supuesto favorecimiento en el proceso de selección del consorcio ganador de la licitación pública para la construcción de un nuevo comedor en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga (UNSCH), el cual acogerá a cerca de 2.000 deportistas durante los Juegos y será un legado para los estudiantes universitarios”.

“El proceso de designación de postores, se realizó en estricta observancia de la ley de contrataciones del Estado, con total transparencia, ajustado a las normas y controles que la ley exige”, aseguró Legado en su comunicado.

Las empresas de Esperanza Rojas adeudan a la Sunat 5 millones de soles, un monto que ya aparece en la central de riesgos; pero todo indica que eso no es obstáculo para seguir participando en la torta de ingresos que recibe Ayacucho, una región que vive una especie de “primavera de contratos públicos”, impulsada quizá por la estrecha relación del gobernador Wilfredo Oscorima con la presidenta Dina Boluarte.

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